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jueves, 25 de febrero de 2016

No me toques los sillones

¡Creo en el señor Sánchez, él es mi salvador!

No es cierto, pero me da la impresión de que es lo que pretendía hoy Pedro Sánchez cuando ha dado su discurso con apariencia de rueda de prensa, en el que ha hecho un resumen del documento que describe cómo van a ser los próximos cuatro años para los españoles si su propuesta tiene el suficiente respaldo como para ser investido presidente, es decir, si el PP no vota en contra, mal que le pese. De todas las cosas maravillosas que ha contado hoy Sánchez, una de las que más me interesaba a mí, por puro cotilleo, era saber por qué la reunión definitiva con Rivera justamente había sido secreta, después del bombo que le habían dado a la transparencia de todas sus reuniones, pero eso no lo ha dicho.

Respecto a lo que va a hacer Sánchez cuando sea presidente, porque de eso a él no le cabe la menor duda, esto va a ser el país de las hadas: me recordaba a los anuncios de un conocido limpiahogar, en el que un fornido genio de la limpieza va pasando un algodoncito y reduce a la nada toda la suciedad de las paredes, baños, sanitarios, etc. ante la atónita mirada de distintas amas de casa. Me pregunto a qué publicista lumbreras se le ocurrió que el mito erótico de las amas de casa era un genio en paños menores, pero eso da casi para otra entrada.... Volviendo a España, limpia e inmaculada va a quedar de todos los recortes, la ley mordaza, la reforma laboral, la ley de Educación, el copago farmaceútico y un largo etcétera. 



Además de recordarme al genio de la limpieza, Sánchez me recordó a la película que justo vi anoche en el cine (dicho de paso, también va a bajar el I.V.A. cultural, ojalá sea verdad): Ave César. Os recomiendo esta visión del cine dentro del cine con el humor de los hermanos Cohen. El caso es que, en uno de los momentos mejores de la película, el protagonista, que es un empleado maltratado por la vorágine cinematográfica, reúne a cuatro jefes de las principales religiones del país, puesto que esstán grabando una versión de la vida de Cristo y quieren confirmar que a ningún creyente le va a resultar ofensiva. Sánchez también quería hoy agradar a todo el mundo, y yo, como soy muy desconfiada por naturaleza, rechazo a quien usa como estrategia el halago masivo.

Al margen de que yo no soy economista y no puedo decir si es posible borrar de un plumazo toda la gestión del anterior gobierno (que obviamente a mí no me gustaba) y seguir en pie cuatro años después, hay ciertos aspectos que me preocupan sobremanera. Uno de ellos es que Bruselas ha dejado claro hoy mismo cuáles son los plazos para presentar las reformas económicas en Europa, independientemente de la situación política de cada país, y en nuestro caso, sería en abril. Otro es la intención del investible declarada hoy de tener lista una nueva ley de educación en seis meses. A ver, no soy economista, pero tampoco tan tonta como para no saber sumar: supuesta investidura en marzo,más seis, septiembre. Pretende cocinar una nueva ley de educación en cuatro meses (agosto para descansar y julio para redactar los nuevos libros de texto) y se precia de que "por primera vez" va con el acuerdo de todos (no sé quiénes serán todos). Estas prisas me dan miedo y me resultan una ofensa para los que llevamos desde la E.G.B. pidiendo una reforma educativa consistente, consensuada, plural y coherente con la realidad actual del país. 

Sánchez ha dicho muchas cosas que me han agradado: la reducción de impuestos a los autónomos, la especial atención a las víctimas de la violencia de género, el pago de la seguridad social a quienes atienden a un familiar dependiente, la propuesta de una ley de muerte digna y de una ley de libertad religiosa, etc. Ha pensado hasta en las mascotas, proponiendo una ley contra el maltrato animal, tengo pendiente saber qué pasa con el maltrato a la infancia, sobre el que todavía no he oído pronunciarse a ningún político, será porque los perros guía entran en los colegios electorales y los niños, no necesariamente.

Cuando Don Limpio me tenía casi convencida y me dirigía al supermercado en busca del producto, se le ha visto el plumero, y nada menos que en tres ocasiones, como a San Pedro:

  •  Sin que nadie le pregunte, nos ha explicado por qué este acuerdo "no es de derechas".
  • Además de las anteriores razones, asegura que el acuerdo es "de izquierdas" porque propone como presidente del gobierno al candidato del Partido Socialista Obrero Español. Esto es como poner el nombre real del fabricante en el paquete de cereales de marca blanca para tranquilizar al consumidor.
  • Por último, a las primeras preguntas de la prensa, asegura que "no es un acuerdo de sillones, sino de decisiones", aludiendo a que Rivera ni pide ni descarta formar parte del gobierno futurible.  Me queda claro que Sánchez no quería que le tocaran los sillones.


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