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martes, 7 de junio de 2016

Los gatos son de derechas

Vale, incumplo mis promesas más que un político en precampaña: juré en este blog que no me movería del canal de telenovelas hasta después de las elecciones y ni siquiera sé dónde está dicho canal. En fin, estamos en la segunda precampaña de una lista que espero que termine aquí y, a juzgar por el nivel de ferocidad dialéctica de los políticos, parece que quieren que sea la última, o que se acabe el mundo...

Lo dicho, no he cumplido mi promesa de ver sólo telenovelas: he visto Bob Esponja, los informativos, series, películas y hasta algún programa de reportajes. A veces los informativos me hacen reír más que Bob Esponja, pero lo de hoy se ha llevado la palma. Mientras desayunaba esta mañana, he visto el último vídeo del PP para concienciar al ciudadano del sentido de su voto. Son las diez de la noche y aún me estoy preguntando a qué ingeniosa cabeza pensante se le habrá ocurrido usar el símil de perros y gatos para aludir al voto de castigo ante un electorado que está hasta las narices del pensamiento dicotómico: el bipartidismo, derechas e izquierdas, conservadores y progresistas y ahora perros y gatos...¿Estamos pidiendo a gritos un gobierno plural, que nos respete a todos y ahora nos salen con ésta?



Mi marido estaba a cuadros, como yo:

-¿Qué significa el vídeo?

-¡Está claro! ¿No lo has captado? Los gatos son de derechas, será porque los perroflautas son de izquierdas.

Mi marido, que suele aprovechar ese momento de debilidad en que aún no me ha hecho efecto el café, seguía provocándome:

-Entonces, ¿la rubia de al lado, que tiene un gato?

-De derechas.

-¿Y los de la esquina, que tienen dos siameses y no fuman tabaco?

-Unos fascistas.

-Y tú, ¿a quíén vas a votar?

-Sabes que soy alérgica a todos los animales con pelo.

Esta frase zanjó la conversación y posible debate. Viendo cómo va la precampaña, ya puedo hacer una predicción sin necesidad de observar el vuelo de las aves (a lo mejor los pájaros son de centro, menos las gaviotas, claro está) ni los posos del café. Predigo que la campaña y la postcampaña van a ser aún peores, y luego vendrá un arduo y penoso proceso de intentos de formar gobierno que culminará en un acuerdo generalizado de sus señorías a finales de julio: estipular sus vacaciones de agosto.

Mientras tanto, la precampaña sigue retratando a los políticos con su caricatura más mordaz. Hemos visto al candidato de los gatos practicando el deporte de los pobres, andar. Hemos aprendido un nuevo término italiano, sorpasso, aunque casi ninguno sabemos bien lo que significa, pero suena gracioso. Al que no le hace gracia es al señor Sánchez, que ahora parece estar entre el fuego cruzado en territorio de nadie, y que seguramente me lee, porque se declara internacionalista, como yo. Una de las pocas cosas graciosas que he visto ha sido el cambio de etiqueta del señor de los perros, que ahora es socialdemócrata, y por eso arropa a los terroristas no arrepentidos cuando visitan las instituciones democráticas, para socializarlas. En cuanto al otro candidato, el de color naranja, llamémosle "el holandés errante", es tan insulso y poco carismático que ni sus chistes me parecen graciosos. 

Lo más emotivo hasta ahora de esta precampaña que amenaza con empeorar ha sido Cayo Lara lamentándose porque su candidato se ha vendido a la nueva socialdemocracia. ¿Quién necesita una telenovela?

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