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viernes, 6 de mayo de 2016

Segundas nupcias

En cierto pueblo cuyo nombre no mencionaré porque aún tengo allí familia extensa, situado en lo más profundo de la Andalucía profunda, como tantos otros pueblos de esta España profunda y dividida, tienen una costumbre extraña cuando una jovencita se casa con un viudo en lo que se ha venido a llamar, segundas nupcias. Todo el pueblo (y cuando digo "todo" me refiero a la globalidad, sin que falte uno sólo de los habitantes) se planta la noche de bodas a pie de balcón de los recién casados y les monta un escrache, dicho en lenguaje cristiano, una cacerolada por todo lo alto. Objetivo: para que cese el escándalo, los presentes se vayan a sus casas y la noche de boda pueda continuar con el programa supuesto, la novia tiene que salir al balcón y gritar :"¡me arrepiento!¡me arrepiento!". 


Como las tradiciones nunca son tan simples como la vida moderna, todo esto va acompañado de una cancioncilla que recitan los caceroleros y hace alusión a una supuesta arrepentida años, décadas o quizás siglos atrás, quién sabe. ¿Que por qué cuento todo esto? Porque en estos días veo con horror en los informativos que vamos a gastarnos un dineral en otras elecciones, lo que supone unas segundas nupcias se podría decir, y la mayoría de los españoles nos vamos a casar con el mismo, o eso aseguran los sondeos preelectorales que deberían llamarse "interelectorales". 

En éstas me acuerdo de la ingenua Tusitala que aquel 5 de diciembre sufría de indecisión y tenía miedo a pasar cuatro años, 1460 noches, en vela por no haber contribuido con mi voto a convertir España en un país más justo, menos corrupto, más coherente, más moderno, más de todos. El pueblo español se pronunció el 20D y fue un pronunciamiento plural, como lo es la realidad de este país. Les pedimos a los políticos que hablaran, que se pusieran de acuerdo. Hubo una participación de más del 73%, aunque a mí nadie me dio las gracias por ir a votar. 




Al día siguiente una ola de euforia política invadió España entera: todos los partidos habían ganado, o al menos eso decían. Un día más tarde, la sagrada lotería de Navidad y más allá, la vorágine de las fiestas. Nos tocaba esperar, este país se paraliza en todas las fiestas católicas. Tocaba ser comprensivos, todo cambiaría a partir de enero, y a mejor, con las buenas intenciones del nuevo año, natural y legislativo. Bueno, como dicen en mi tierra, tampoco hay que ser agonía: no iban a ponerse a trabajar el dos de enero, que estarían muy ocupados yendo al gimnasio, quemando las cajetillas de tabaco, empezando su dieta, etc. Luego vinieron los Reyes, no los de Zarzuela, sino los de Oriente (más exóticos pero igual de ficticios, para el caso) y siguió corriendo el calendario....

Por fin llega el 13 de enero, esto se pone emocionante. Y efectivamente, desde entonces hemos visto muchas emociones y poca política: ha habido protagonistas curiosos, como un bebé, un tipo con rastas, otro disfrazado de Quijote y liderando a todos, como un maestro con pocas tablas, un presidente del Congreso que no ha sabido "controlar la clase". El 14 de enero yo aún me estaba recuperando de haber visto ríos de tinta y pixeles hablando de las rastas de un diputado. A ver, desde luego lo más importante es lo que tienen del cuello para arriba, pero sin pasarse.


Pablo Xavier cuando fueron sólo uno (léase con acento venezolano)


Esta corta legislatura se ha parecido tanto a una telenovela, con episodios de amor, odio, rencor, infidelidades....que no entiendo cómo se atreven a pedirnos el voto en segundas nupcias. Me vuelvo a declarar indecisa y estoy a punto de decir que no creo en el amor. En lo que sí creo es en el poder del dinero, y por eso me gustaría que sus señorías nos devolvieran los devengos cobrados por un trabajo no realizado, ideales para sufragar las elecciones del 26J. En cuanto termine esta entrada, voy a poner el canal de telenovelas de mi televisor y no me va a mover de ahí ni Bob Esponja, y eso que me encanta. Y por favor, señores candidatos, no se presten a hacer otro debate televisivo, si quiero ver un festival de la horterada, el día 14 de mayo es Eurovisión.


Bob for president




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